No hace falta que a estas alturas alguien diga que la era de la telefonía cambió con la aparición de los teléfonos inteligentes, pero este fin de semana he podido comprobarlo en toda su amplitud. Lee el artículo porque ahorrarás tiempo…y ya sabes que el tiempo es dinero.
Hola a tod@s.
Este fin de semana he estado de nuevo en Madrid. Tuve la suerte de ser el conferenciante elegido para el taller de Jung titulado “Libertad financiera” que realizaban el viernes en el Meliá Barajas y al día siguiente asistí a un extraordinario evento de mi empresa, Bárymont y Asociados, en el que pude conocer a José Manuel Naranjo, que es la persona en el mundo que ha conseguido realizar la travesía del ártico en menos tiempo. Su conferencia fue radikal (con k)
Un detalle: Estuvo 12 años buscando patrocinador para su proyecto; eso que llaman “tener un sueño claro y hacer que las cosas sucedan” (esto para los que trabajan en ventas y se rajan porque los tres primeros se rieron y no le compraron)
Esto también es ahorrar
¿Cómo ahorrar con el móvil?
De dos formas diferentes:
- – Usando el móvil que realmente necesitas (sentido común)
- – Utilizando al máximo sus miles de aplicaciones.
Usar el móvil que necesitas: En mi caso utilizo un iPhone4 después de que se “extraviase misteriosamente” mi iPhone5 en el aeropuerto, antes de coger el vuelo de vacaciones.
¿Por qué he reducido la gama del iPhone? Porque le propuse un trueque a mi mujer. A ella le compré un Android (lo pedí a una empresa en China y es un “maquinón”, por menos de 100 euros) y tiene todo lo que ella utiliza; una pantalla de 5.5”, una buena cámara, la posibilidad de arrastrar una canción directamente al teléfono y utilizarla de tono, bluetooth con otros teléfonos aunque no sean de la misma marca, etc.
Mi sorpresa ha sido que, ignorante de mí, las aplicaciones que más utilizo en el iPhone ha sido igualadas e incluso superadas en algunos casos por los Android.
Primer ahorro: No voy a comprar el iPhone6 por 700€ cuando puedo tener un teléfono “marca blanca” con las mismas prestaciones por 200€. Y siempre recordaré a Apple por su bonito diseño, pero la competencia se ha puesto las pilas desde que compré mi primer iPhone siendo el único teléfono inteligente del mercado.
Y por supuesto que voy a utilizar este iPhone mientras la máquina aguante, pues necesito un buen teléfono, no el último modelo o cambiarlo cuando todavía funciona (a menos que los teléfonos sean tu pasión y no una simple herramienta de trabajo)
Me recuerda lo que en su momento me dijo el genial Aitor Zárate, cenando en Madrid:
“A mí me encanta el marisco, pero lo compro el 15 de Enero, no el 24 de Diciembre.”
Segunda forma de ahorro:
El orden cronológico de la utilización correcta del teléfono para este fin de semana pasado, con su consiguiente ahorro de tiempo.
- Días antes compré los billetes desde el teléfono y los descargué directamente a la aplicación “Passbook”.
- Para llegar a la estación del AVE pedí un taxi desde la aplicación “Hailo”, que ya está implementada en Girona. Tan solo tuve que pinchar en el botón “recógeme aquí” y la aplicación me avisó del tiempo que tardaría en llegar. Mientras esperaba indiqué a dónde quería que me llevase el taxi y al abandonar el vehículo ya se había cobrado el coste de la “carrera” directamente desde la tarjeta vinculada a la aplicación. Me llegó al instante comprobante del importe cobrado y la petición de hacer una valoración del servicio. Todo ello en segundos y sin tener que llevar dinero encima. (Ah, he visto que puedes indicar si has olvidado un objeto en el taxi, algo que te ahorraría dinero y disgustos, seguramente)
- En los poco más de 5 minutos que esperé en la estación hice dos traspasos entre cuentas corrientes y una transferencia para unos pagos, desde el teléfono, por supuesto.
- Ya en el tren repasé los apuntes de un curso al que asistí hace unos días, cuyos contenidos subí a “la nube” (utilizo varios servicios, para temas personales o profesionales)
- Mientras viajaba en el tren busqué las líneas de metro para llegar a destino gracias a la aplicación “MetroMadrid” (finalmente no hizo falta porque un amigo se ofreció a venirme a buscar para ir a comer juntos)
- Saliendo de comer cogí un autobús directo pues iba a un hotel en las afueras y pude ver el número de bus y trayecto desde la aplicación pertinente del Smartphone.
- Al llegar al hotel dónde impartía el taller sobre la “Libertad financiera” busqué un cajero cerca (porque realmente no llevaba efectivo en la tarjeta) con la aplicación “Mi local”, que sirve para ver qué servicios como cajeros, farmacias, aparcamientos y demás hay a tu alrededor.
- Por supuesto, hice unas buenas fotos de los dos eventos a los que asistí y algunas las colgué directamente en las redes sociales que utilizo.
- A la vuelta, estimamos conveniente que mi mujer utilizase mi billete de AVE para volver y yo regresaría en coche con unos amigos. Por supuesto, llamé desde el teléfono a Renfe (también sirven para llamar) para saber si otro usuario podía utilizar ese billete y cuando mi mujer me avisó por Whatsapp de que estaba llegando a la estación de Girona, solicité que un taxi, a través de la aplicación Hailo, la recogiese allí mismo y la llevase a casa, cargando el importe a mi tarjeta directamente.
- Y todo esto sin contar la cantidad de llamadas, concreción de citas y demás que pude hacer durante el fin de semana a través del teléfono.
Estoy intentando calcular cuánto dinero he ahorrado con estas gestiones en “itinerancia”. O mejor no lo calculo, porque entonces me hacer recordar cuánto tiempo y dinero gastaba antes de tener estas maravillas tecnológicas, todo ello sin contar que hace años llegué a pagar 470€ de factura de teléfono en un mes y hoy pago apenas 12 euros más IVA por una tarifa con minutos ilimitados en llamadas.
*Nota: Aclaro y recuerdo que un buen teléfono es la mejor herramienta si tienes la actividad adecuada. Si no tienes una actividad a la que aplique la utilización de estos ingenios no tiene mucho sentido “ir a la última”, porque ya sabes lo que dicen…
“Los Smartphone los carga el diablo, pero los usa un…”
Salu2
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